Alpízar se definió como un ciudadano común: madruga, cocina, lee con pasión y comparte tiempo con su esposa, sus hijas y sus perros. Recordó que el poder puede “transformar feo” a algunas personas y defendió una manera distinta de hacer política: sin burlas ni ataques personales, priorizando la educación cívica, el debate serio y la unión del país.
Consultado sobre su pasado político, reiteró que no volvería a su antigua casa partidaria y que hoy lidera un proyecto nuevo, limpio y propositivo. “No se trata de una persona, sino de un equipo comprometido con enrumbar a Costa Rica”, dijo, subrayando que Esperanza Nacional busca devolverle seriedad a la discusión pública.
El programa mostró también espacios íntimos de su hogar: su biblioteca, recuerdos personales y símbolos de campaña, incluido el trébol de cuatro hojas, emblema que asocia con fe, prosperidad, esperanza y amor.
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